Les tengo un especial respeto a los seres vivos de gran tamaño, como las ballenas. Seres longevos, solitarios, capaces de surcar grandes distancias, de perdurar años y años, mientras todo el mundo que les rodea se encuentra en un bucle acelerado de desarrollo sin control. Incapaces de seguir nuestro ritmo, es por eso quizás por lo que me atraen más allá, y cuando me encargaron este "abracín" para adulto con motivos marinos no me lo pensé demasiado,.... y mientras lo pintaba con cariño me enamoré en cierto sentido de esa ballena, como casi siempre que me implico en una creación, pero ¿quién no querría ser esa pequeña sirena que la acompaña?
Como todos los abracines para adultos que pinto está pintado en tonos negros y grises, con algún toque dorado y plateado.
Y para acompañar a esta maravillosa ballena he elegido una de mis últimas "canción-obsesión" que tuve el placer de escuchar la semana pasada en directo por el cantante de Nudozurdo, Leo.
Una canción íntima, de tarde fría y lluviosa (como hoy...), húmeda y algo oscura, como el hogar de las ballenas....